Las
instituciones educativas y las empresas son una parte importante y fundamental
dentro de la sociedad y la economía de un país, ya que las instituciones
educativas son la base para el funcionamiento efectivo de las organizaciones
debido a que estas son las encargadas de formar a las personas desde los
valores, trasmiten conocimientos, desarrollan actitudes, aptitudes, destrezas y
habilidades que les permiten actuar productivamente y adquirir competencias
Las
empresas son la unidad básica de la economía de un país ya que mediante los
intercambios de bienes y servicios que presta y produce, genera empleo,
ingresos, mejores condiciones de vida y por tanto crecimiento económico.
Es por lo
anterior que ambas deben estar interrelacionadas y trabajar conjuntamente para
su beneficio mutuo, pero este no es el caso que se vive en la actualidad ya que
las empresas y las instituciones educativas se encuentran en lo que se denomina
un “divorcio amistoso” porque las instituciones educativas no crean sus
programas académicos basados en las necesidades de las organizaciones y los
forman más desde la educación teórica y no practica haciendo que el estudiante
desaproveche su potencial y pierda la oportunidad de involucrarse con el medio
laboral y adquiera experiencia. Además de esto las instituciones educativas no
exigen obligatoriedad de otros idiomas para su titulación, aprendizaje de
nuevas tecnologías, habilidades sociales y competencias, generándole desventajas
competitivas y no permitiendo que se logre el objetivo fundamental que es
incrementar el grado de empleabilidad.
De
la única manera que se pueda lograr un beneficio mutuo, es la tendencia a una
educación dual donde el alumno participe activamente del mercado laboral
durante su etapa de estudiante y donde se le permita explotar todo su potencial
y desarrollar las competencias necesarias para ser parte productiva y
competente.
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